“Alucinante”. “Los ojos como platos”. “Es imposible pillarle los trucos”. Esas son algunas de las primeras reacciones que suele tener la gente que ve al Mago Rubi en directo. Y no es para menos. La velocidad de sus manos es asombrosa y su ingenio, su forma de llevar el espectáculo y sus ganas por seguir creciendo son incuestionables.
Podía haber salido cantante o músico y seguro que lo hubiese hecho bien, tenía buenos maestros (su padre y su madre son Silvia y Manolo, sí los cantantes); pero a Rubén le dio por hacer magia y eso es lo que realmente le motiva, le hace feliz y además con ello consigue hacer feliz a los demás.
Esta semana el mago Rubi se ha ido hasta Taiwan donde se celebra un congreso de magia al que asisten magos de todo el mundo que se reúnen para compartir y crecer. Este congreso también cuenta con un concurso, un concurso que esta año ha ganado el rinconero en la categoría ‘Magia de Cerca’. Enhorabuena mago, guarda bien el premio no vaya a desaparecer.