/OPINIÓN/
Hay personas que creen que los símbolos no son importantes o al menos que los símbolos en los que ellos no creen no son importantes. Hay personas que creen que el colectivo LGTBI no tiene nada que reivindicar. Pero la realidad es bien distinta. Toda reivindicación y visibilización de un colectivo minoritario es necesaria por el bien del propio colectivo y por el bien de la sociedad en general que abre su mente y consigue entender lo que de otra manera sería imposible.
Remontémonos 20 años atrás. Hace dos décadas las mujeres que sufrían cáncer de mama se escondían mientras recibían su tratamiento. La caída del pelo, la hinchazón del cuerpo y el resto de alteraciones por la medicación les hacían sentirse diferentes y lo diferente casi siempre suele generar miedo en el que lo sufre y en los que lo ven a su alrededor.
De repente, la Asociación Española Contra el Cáncer empezó a visibilidad a esas mujeres. El lazo rosa, los pañuelos en la cabeza, los días dedicados a este determinado cáncer… y con el paso de los años todo cambió. Ahora una mujer que sufre cáncer de mama sale orgullosa a la calle, sin tener que dar explicaciones, sin necesidad de esconder, si no quiere, su enfermedad. Nunca un lazo rosa hizo tanto por tantas mujeres.
El Día del Orgullo pretende algo similar con toda esa gente que sufre de una forma u otra el hecho de sentir de una manera diferente. El 48% de las personas LGTBI evitan coger de la mano a su pareja del mismo sexo por miedo a sufrir agresiones o a ser mal miradas por su vecino, el que comparte con él terraza en un bar o barra en una discoteca. Eso es lo que intenta evitar un día como el de hoy. Más aún es la demostración de sentirse orgulloso de pertenecer a un colectivo. Nadie obliga a nadie a celebrarlo pero lo que si se debería exigir es respeto a celebrarlo.
Desde hace unos días muchos ayuntamientos de España lucen con orgullo banderas arco iris en sus balcones. Con que sólo una persona haya sentido el respaldo de la sociedad tras esas banderas… bienvenidas sean. Con que sólo una joven se haya atrevido a decirles a sus amigas: “sí, me gustan las chicas”… bienvenidas sean. Con que sólo alguien haya podido respirar profundo pensando que lo que el sufrió de joven por ser homosexual no lo tendrá porque sufrir el chico que pasea ahora cabizbajo por la cera de enfrente… bienvenidas sean.
P.D. Otro gesto de la jornada muy comentado en redes fue la magnífica labor que realizó durante la jornada de ayer la cuenta oficial de twitter de la Guardia Civil. Con que sólo una persona haya sentido que las fuerzas y cuerpos de seguridad están a su lado se meta en la cama con quien se meta… bienvenida sea. Claro que los símbolos son importantes, la sociedad cambia con ellos y en la mayoría de las ocasiones lo hace para bien.