
Escribir sobre gastronomía en Calahorra supone que la mente viaje sola hacia La Taberna de la Cuarta Esquina. La joya gastronómica no sólo calagurritana sino también riojana se ha convertido con el paso de los años en el templo de la cocina de toda la vida. Con las bases asentadas por el maestro Mariano en la cocina y la visión joven ofrecida por su hija Laura, no queda otra cosa que dejarse llevar por los sentidos y confiar en una familia que durante décadas ha apostado por la ciudad… ¿Cuántos turistas han llegado a Calahorra nada más que para probar sus exquisitos platos?. Cocineros sí, pero también los mejores embajadores de la capital riojabajeña.
Con la huerta como eje principal de sus platos pero sin olvidar recurrir a los mejores productos para sus platos, uno no puede pasar por allí sin probar su ensalada de careta, su calamar relleno, sus crepes, sus raviolis rellenos de buey, sus croquetas de chocolate, su cordero asado a la camerana o cualquiera de los pescados que traen directamente del Cantábrico al plato de sus comensales (¿quien puede resistirse a su bacalao o su merluza con verduras?)
Si a La Taberna se le puede poner una pega es que, cada año, en julio dejan casi huérfana a la ciudad para disfrutar de su merecido descanso tras el trabajo intenso de todo un año. Esta vez será diferente. La pandemia ha puesto todo patas arriba en la hostelería y para compensar a sus clientes del parón de los dos meses más importantes del año (con la verdura como fiel protagonista de marzo y abril) la familia Suescun ha decidido abrir el mes de julio.
Allí estarán, con la profesionalidad que caracteriza a todos y cada uno de los que forman la familia de esta catedral gastronómica que hacen que uno, cada vez que traspasa su puerta, se sienta como en casa. Un placer para los sentidos y para disfrutar este mes de julio en uno de los mejores lugares en los que poder comer de toda nuestra comunidad.