
Las palabras de un amigo montañero aconsejando la forma de afrontar cualquier ruta de montaña siempre son “sin pausa, pero sin prisa”, una reflexión cierta no solo aplicable a la montaña, sino también extrapolable a otros aspectos de la vida cotidiana.
Este preámbulo viene a cuento de las buenas noticias que en las últimas semanas han tenido que ver con el patrimonio histórico de la ciudad. Un patrimonio del que muchas veces hemos hablado, planteado ideas y propuesto soluciones. Un patrimonio del que estamos orgullosos porque nuestra historia más que bimilenaria nos hace singulares aunque, a día de hoy, lo que tenemos para enseñar es escaso siendo generoso y tiene más que ver con nuestro amor por el terruño que con un patrimonio a mostrar.
En estas últimas semanas hemos asistido a varias e importantes noticias:
· Al mantenimiento parcial del antiguo cuartel de la Guardia Civil. Uno de los pocos elementos singulares en el casco nuevo de la ciudad con su historia, en el que destaca su torreón, que junto a las antiguas dependencias administrativas podrán integrarse en el futuro desarrollo urbanístico de esa manzana en el centro de la ciudad.
· También está a punto de salir la licitación para la restauración y conservación de un tramo de muralla en las traseras de la calle San Blas. Es uno de los pocos tramos de la muralla romana que quedan a la vista, con una cronología de finales del siglo III, y actualmente en un lamentable grado de deterioro, más propio de una ruina que de algo con casi dos mil años de historia, de nuestra historia.
· La adquisición del torreón en la calle Portillo de la Rosa, del que solo es visible uno de sus lados supone para la ciudad hacerse con otro resto más de un recinto amurallado cuya buena parte de su trazado perdura en el tiempo hasta incluso el siglo XIX. Este torreón, ya municipal, conocido según D. Pedro Gutiérrez como “morrión de San Andrés”, no debe quedar olvidado en un cajón. Ahora es otro elemento para conservar y poner en valor.
· Por último, las traseras de la iglesia de San Andrés, con la ya aprobada restauración de esa parte entre el arco del Planillo y Bellavista, que correspondían con las letrinas de la iglesia, las más antiguas y documentadas de Calahorra, en ruina desde hace años, que muestra una imagen deplorable de nuestro casco antiguo.
Queda mucho por hacer:
· Las cloacas romanas, que no me cabe duda de que volverán a ser el principal reclamo turístico porque muy pocas ciudades de España tienen visitable algo tan singular. La actuación sobre ellas no solo debe consistir en urbanizar ese conjunto
de solares, sino en llevar a cabo una intervención arqueológica en el interior de la cloaca que permita ampliar lo que Amigos de la Historia de Calahorra llevó a cabo hace ya demasiados años. Décadas después, la investigación reclama su turno.
· La Clínica, yacimiento romano en pleno casco antiguo junto al colegio Ángel Oliván paradigma de cómo no se deben hacer las cosas, peor imposible. Excavación inconclusa, abandonos, vertedero, una supuesta y falsa musealización acompañado de un deterioro progresivo.
· El Sequeral, bajo San Francisco, con los restos de un torreón del siglo I y lienzo de muralla (lo que queda) convertido en un galimatías de perfiles metálicos con añadido tipo “búnker Normandía día D”.
· Hay mucho más, los restos del molino de la cuesta de la Pinilla, un machón del antiguo puente de piedra, lo poco que queda del circo romano en el paseo del Mercadal, los machones del acueducto romano de sierra Lahez, etc.
No es tarea fácil actuar, soy consciente de que las cosas de palacio van despacio y más si cabe en esta lamentable situación de pandemia cuando las prioridades son las que son y los presupuestos dan para lo que dan, pero los pasos dados en estas últimas semanas con el antiguo cuartel, el lienzo de muralla en las traseras de San Blas, el torreón de Portillo de la Rosa o las letrinas de San Andrés, dan esperanza hacia la recuperación de un patrimonio del que como calagurritanos nos sentimos orgullosos, y tal vez podamos empezar a poder mostrar con orgullo, esos retazos de nuestra historia con la dignidad que merecen. Sin prisa pero sin pausa.