“Habíamos venido a madurar el partido”, esa fue la primera frase de Aitor Zulaika, entrenador del Sanse en rueda de prensa, un equipo de gente muy joven que probablemente veamos en primera división en pocos años. Y vaya si lo maduraron. El equipo había pasado por encima del Calahorra en Zubieta y ganó por la mínima. El mismo resultado que esta vez pero un partido totalmente distinto.
La tarde empezaba con Yasín de protagonista. Recibía las botellas de vino que Marqués del Atrio había prometido a los mejores jugadores del derbi de la semana pasada. Los equipos se conocían, se aprendían, se respetaban en los diez primero minutos y desde ese momento el Calahorra era dueño y señor de La Planilla. Con la intensidad a la que nos viene acostumbrados en los últimos encuentros, el Calahorra cosía ocasiones, una tras otra, como las puntadas de los disfraces que se habían disfrutado la noche anterior en Calahorra. Con Yasín de extremo (teníamos ganas de verle en esa posición y aunque no hizo mal partido nos quedamos con el Yasín lateral), con Carrelero intentándolo una y otra vez y con un centro del campo soberbio. Era fácil pensar que en esas circunstancias el gol llegaría tarde o temprano y no faltaron ocasiones. Una del propio Yasín, una clara de Ubis, otra de Carralero, un posible penalti (los que lo vieron de cerca dicen que más claro no puede ser, habrá que esperar a ver las imágenes). Pero el gol no quiso entrar esta vez a pesar del buen juego, de la presión constante… Los blanquiazules aguantaban la embestida y maduraban el partido.
Se hace raro pensar que el Calahorra no se fuese al descanso con la renta suficiente para poder vivir con tranquilidad la segunda parte pero el marcador no se movía en los 45 primeros minutos. Era ahí cuando empezaban las malas noticias para el Calahorra. Cristian tenía que dejar el campo por lesión y salía en su puesto Morgado, también entre algodones estos días. Era imposible mantener la presión de los 45 primeros minutos y aún así en la segunda parte aún hubo un par de ocasiones claras que tampoco subieron al marcador. Llegó el momento de los cambios. Fueron criticados por la afición que no entendió, en muchos casos, que Samuel no saliese al campo, pero el mister tenía otro plan que pasaba por Alí y Manjón.
Y en ese momento llegaba el gol de los donostiarras. Un gol a balón parado en una de las pocas ocasiones del filial. La Planilla enmudeció. La manzana había caído de madura en el saco de los visitantes que se llevaban una renta demasiado amplia para el trabajo hecho en la tarde ventosa calagurritana.
A cuatro puntos de los puestos peligrosos pero en el puesto 12. Y es que ocho equipo están en esa amalgama de los puestos en los que la cabeza mira ya más hacia abajo que hacia arriba. Real Union, Calahorra, Sporting B y Arenas empatados a 30 puntos. Amorebieta y Tudelano pisándoles los pies.
El próximo sábado el CD. Calahorra viaja a Anduva, uno de los campos más complicados, esos que se le dan bien a este equipo. Puntuar sería importantísimo, de nuevo, mirando la clasificación y con vistas a los próximos partidos. El Arenas vendrá a Calahorra en plenas fiestas y ahí es donde hay que hacerse valer. Porque este Calahorra merece no sufrir en el último tramo de la temporada, por juego, por intensidad, por trabajo, por afición. La Segunda B es la categoría de este equipo y aún quedan 12/15 puntos para hacerse con el premio de seguir una temporada más disfrutando de este fútbol de bronce.